La lacra del cáncer de mama, con más de 1,6 millones casos diagnosticados anualmente, sigue siendo inmensa en el 2013. Esta lacra ha aumentado hasta una tasa del 3,1 por ciento anual y, aunque la mayoría de los nuevos casos se detectan entre mujeres en países desarrollados, las 450.000 muertes que se producen cada año se dividen de forma equitativa entre los países desarrollados y los países en desarrollo, según se contará en la 9ª conferencia Europea sobre el Cáncer de Mama que tendrá lugar el viernes 21 de marzo.
Peter Boyle, director del Instituto Strathclyde de Salud Pública Global en el Instituto de Prevención e Investigación Internacional (iPRI) en Lion, Francia, explicará en la conferencia que la tasa de mortalidad por cáncer de mama en Escocia está en su nivel más bajo desde hace 100 años. Esto es así debido a, comenta Boyle, la concienciación, la disponibilidad de tratamientos efectivos, el programa nacional NHS de detección de cáncer de mama y el acceso gratuito de todas las mujeres a un diagnóstico de alta calidad y las instalaciones para el tratamiento.
Sin embargo, Boyle señala que siguen existiendo diferencias entre las tasas de mortalidad incluso entre mujeres con el mismo tipo de cáncer y con el mismo tratamiento administrado al mismo tiempo. Y, según Boyle, esto es así debido a la zona de la ciudad en la que viven. Por eso, recalca que es urgente eliminar estas diferencias: "necesitamos reducir el número de mujeres que desarrollan cáncer de mama y mueren debido a él y convertirlo en una prioridad global".
Por ejemplo, las mujeres en países con rentas bajas, y particularmente en África, tienden a buscar atención médica sólo cuando se encuentra en estadio III o IV y se ha extendido a otras partes del organismo y la única opción que les queda son los cuidados paliativos, que en muchas ocasiones no están disponibles en estos países. "Teniendo en cuenta que la diferencia de supervivencia entre el estadio I y II es del 12 por ciento y del III al IV, del 30 por ciento, está claro que nuestra prioridad tiene que ser animar a las mujeres de estos países a ir al médico antes de que su enfermedad alcance esos niveles de gravedad", dice Boyle.
Por eso, el aumento del tamaño de la población, mayor esperanza de vida, un descenso en el estigma asociado con el diagnóstico del cáncer de mama, el aumento de la concienciación y la introducción de programas de detección precoz en países con pocos recursos produciría un aumento en el número de casos diagnosticados. "Necesitamos asegurarnos de que dispongan de los medios apropiados para el tratamiento, y en muchas ocasiones, no es así", concluye Boyle.
Fuente: Diario Médico
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