Los resultados del estudio, en el que participaron 335.062 mujeres de entre 35 y 70 años entre 1992 y 2000, muestran que el seguimiento de una dieta de tipo mediterránea reduce en un seis por ciento el riesgo de padecer cáncer de mama en la población femenina en general, y en un siete por ciento en mujeres postmenopaúsicas. En aquellos casos en que existan tumores con receptores hormonales negativos de estrógeno y progesterona, la dieta reduce el riesgo en un 20 por ciento en mujeres postmenopáusicas.
Los beneficios de la tradicional dieta mediterránea se derivan sobre todo de su riqueza en frutas, verduras, aceite de oliva, frutos secos, legumbres y por ser una dieta equilibrada en ácidos grasos, con bajo consumo de grasas saturadas de origen animal.
En estas estimaciones se ha excluido del patrón de dieta mediterránea el consumo moderado de alcohol, por ser un factor de riesgo reconocido el cáncer de mama. Otros estudios recientes están demostrando que el efecto benediciosos de la dieta sobre el cáncer de mama es mayor precisamente en mujeres postmenopáusicas con receptores hormonales negativos.
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