La mamografía es de vital importancia para la valoración de la estructura y del riesgo potencial para controles sucesivos”, señala el doctor Tejerina. “De hecho”, continúa el experto, “con frecuencia estos procesos se descubren gracias a revisiones asintomáticas, aún antes de que las lesiones sean palpables clínicamente. Podríamos decir que el estadio de detección, según el diámetro de la lesión, es clínico cuando el tumor alcanza y supera el centímetro de diámetro, y radiológico cuando se encuentra por debajo de este diámetro, existiendo casos de lesiones muy iniciales en las que el diagnóstico es histológico”.
La aplicación de estos métodos diagnósticos, subraya el Dr. Tejerina, “debe llevarse a cabo en el seno de Unidades de Patología Mamaria, en las cuales se desarrollan planes de estudios” en varios casos: bien cuando una paciente presenta una lesión sintomática, bien con estudios de base en paciente asintomática a partir de los 35 años, para catalogar su estructura, o bien en seguimientos de anomalías benignas encontradas y en controles periódicos de estructuras normales.
En último lugar, el screening, el estudio radiológico secuencial en paciente, se realiza a mujeres con edad superior a los 45 años, presuntamente sanas, ya que supone un colectivo de mayor riesgo, y consigue disminuir la mortalidad hasta en un 40% por cáncer de mama. El tratamiento multidisciplinar, que involucre tanto a unidades especializadas como a otros especialistas, resulta fundamental para estas pacientes, de cara a obtener un mejor diagnóstico y tratamiento de la patología. Gracias a él, como indica el Dr. Brandés, “la colaboración del clínicos y radiólogos pueden determinar diagnósticos casi definitivos que solo el patólogo confirmará a través del estudio citológico e histológico, que finalmente determinaran la mejor opción de tratamiento”.
fuente: noticias medicas
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