El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente en la mujer occidental, aunque se ha reducido notablemente su índice de mortalidad. Esta mejoría se debe a la suma de varios hechos, como las campañas de prevención, el perfeccionamiento del diagnóstico, la rapidez en su abordaje y el uso de tratamientos más eficaces.
En la consulta diaria los médicos somos testigos de la angustia con la que se recibe el diagnóstico de la enfermedad. Sin embargo, en la mayoría de pacientes podemos amortiguarla con la tranquilidad de un pronóstico bueno, que depende de las características biológicas del cáncer y de la extensión del tumor cuando se detecta. El pronóstico será mejor cuanto más pequeño sea el tumor. Por eso el diagnóstico precoz es la mejor arma en la batalla contra el cáncer de mama.
La clasificación que se emplea para diferenciar a las pacientes con este tipo de cáncer recalca esa importancia del diagnóstico temprano. El grupo de mejor pronóstico lo forman las mujeres con tumor no invasor (llamado cáncer de mama in situ). En estos casos, que suponen el 20% del total, el tumor se diagnostica en el curso de un chequeo, la curación está casi garantizada y no es necesario recurrir a la quimioterapia. El 80% restante corresponde a mujeres con tumor invasor (llamado cáncer de mama infiltrante). Dentro de este grupo, tres cuartas partes de las pacientes tienen tumores de pequeño tamaño en los que las posibilidades de curación son altas, en parte gracias a los mejores tratamientos de cirugía, quimioterapia y radioterapia. El diagnóstico precoz falla en el reducido grupo de pacientes que presentan un tumor de gran tamaño en la mama y también en las que sufren la enfermedad en otras partes del cuerpo. En estas últimas (cerca del 10% de todos los casos), ya se ha producido una diseminación de las células cancerosas a través del sistema circulatorio a otros lugares del organismo como hueso, pulmón o hígado. En las pacientes con tumores localmente avanzados o con metástasis la curación no siempre es posible, aunque ha mejorado significativamente gracias a la quimioterapia y a otros fármacos no quimioterápicos.
¿Cómo se puede conseguir un diagnóstico precoz en cáncer de mama? La educación sanitaria, las campañas de chequeo, la mejoría de técnicas diagnósticas y la detección de pacientes con riesgo elevado son nuestras armas principales.
Las campañas de educación sanitaria buscan que las mujeres conozcan los síntomas de un cáncer de mama y que sepan cómo autoexplorarse la mama para que consulten a su médico en caso de detectar una anomalía (habitualmente un bulto, pero también cambios en la forma de la mama, en la piel o en la areola y pezón) que dure unos días o pocas semanas. Se aconseja que se autoexploren una vez al mes a partir de los cuarenta años. En las premenopáusicas, la palpación debe hacerse una semana después de la menstruación.
La segunda medida es la instauración de programas de 'screening' (cribado) consistentes en la realización de mamografías a todas las mujeres a partir de una edad, aunque no tengan síntomas. De forma ideal, el 'screening' debería empezar a los 40 años, sin límite superior de edad, y hacerse cada año.
Una tercera medida son los avances radiológicos. Los mamógrafos digitales son ligeramente superiores a los convencionales y dan menor radiación. También es útil la ecografía como prueba principal en mujeres menores de 40 años o como complementaria a la mamografía en muchas pacientes mayores de 40 años. La resonancia magnética puede detectar tumores de pequeño tamaño o no visibles en las otras pruebas. Recientemente, se están instaurando equipos de tomosíntesis que permiten realizar estudios radiológicos muy precisos con menores molestias. Los modernos sistemas de biopsia bajo control radiológico permiten el análisis de cualquier imagen sospechosa en estas pruebas sin necesidad de pasar por el quirófano.
Una cuarta medida consiste en logar identificar aquellas pacientes con riesgo de padecer un cáncer de mama más elevado que el de la población normal. Más de la mitad de las pacientes no tienen un factor de riesgo añadido diferente del resto de mujeres y, por tanto, las campañas de 'screening' deben incluir a toda la población. Pero algunas mujeres tienen un riesgo mayor por factores genéticos o por enfermedades premalignas. Identificar a estas pacientes, realizar el seguimiento de forma estrecha o plantearse incluso una cirugía profiláctica es fundamental. En este campo son importantes los estudios genéticos con los que, mediante un simple análisis de sangre, se pueden determinar mutaciones genéticas que se asocien a un aumento del riesgo de padecer cáncer de mama u otros tumores. Identificando a estas pacientes es posible actuar antes de que la enfermedad aparezca.
Todos estos avances se han acompañado de cambios en la organización de los equipos sanitarios. En la actualidad, cada vez más hospitales cuentan con Unidades de Mama. Esos equipos formados por radiólogos, anatomopatólogos, cirujanos generales, cirujanos plásticos, ginecólogos, radioterapeutas, oncólogos y médicos nucleares deben coordinarse para conseguir un diagnóstico precoz y el tratamiento más rápido y eficaz posible. Con el esfuerzo de todos, esa pésima noticia que supone el diagnóstico de un cáncer de mama se ve en parte compensada por la noticia de un pronóstico excelente y la esperanza de que una vez finalizado el tratamiento se pueda volver a hacer una vida normal.
fuente: el correo
miércoles, 2 de marzo de 2011
Diagnóstico precoz: la mejor arma contra el cáncer de mama
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Cancer de mama,
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