Un reciente estudio, publicado en la revista “Cancer”, ha comprobado que algunas mujeres que han sido tratadas por cáncer de mama en las primeras etapas tienen más probabilidades que otras de preocuparse excesivamente por la recurrencia del mismo.
El tipo de ansiedad, según los investigadores puede comprometer la atención médica de una mujer y su calidad de vida. "La medida en que las mujeres se preocupan por la reincidencia con frecuencia no tiene nada que ver con su riesgo real de recurrencia", aseguró Nancy Janz, autora del estudio, de la University of Michigan School of Public Health (Estados Unidos).
Para la mayoría de las mujeres a las que se ha diagnosticado cáncer de mama en las primeras etapas, el riesgo de reincidencia es bajo. Aún así, muchas se preocupan bastante y "necesitamos entender mejor los factores que incrementan las probabilidades de que las mujeres se preocupan y desarrollar estrategias y remisiones apropiadas para ayudar a las mujeres que se preocupan en exceso", aseguró Janz.
En el estudio participaron 2.290 mujeres a las que se había diagnosticado cáncer de mama no metastásico entre junio de 2005 y febrero de 2007. Entre las que se halló que eran menos probables que se preocuparan por la recurrencia del cáncer, se encontraban las que más fácilmente podían comprender la información clínica que se les presentaba, las que tenían menos síntomas y las que recibieron más atención coordinada.
Entre los factores relacionados con niveles superiores de preocupación se encuentran ser más joven, tener trabajo, sufrir más dolor y fatiga, y someterse a tratamiento con radiación.
Los investigadores también hallaron que las mujeres latinas que estaban menos integradas al estilo de vida estadounidense, resultaron particularmente vulnerables a niveles elevados de preocupación y que las negras experimentaban mucha menos preocupación que las de otras etnias.
Para ayudar a reducir estas preocupaciones, señaló Janz, los programas desarrollados para ayudar a las mujeres que se han sometido a tratamiento para el cáncer de mama deben ser culturalmente sensibles y reflejar las diferencias en los estilos de comunicación de las mujeres, su apoyo social y las estrategias de supervivencia.
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