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viernes, 11 de diciembre de 2015

Recuperarte tras un aumento de mamas

Con frecuencia encontramos mujeres que por no saber cómo puede llegar a ser el postquirúrgico del aumento mamario visitan varios médicos buscando opiniones tras el resultado obtenido.

Según la sociedad española de cirugía plástica, reparadora y estética (SECPRE) aproximadamente
19000 mujeres españolas se someten a cirugías de aumento de senos cada año, según SECPRE se ha convertido en la intervención de cirugía estética más solicitada en España.
Esta cirugía tiene tres vías de acceso; las axilas, el surco submamario o la zona periareolar, y se pueden colocar por delante o por detrás de los pectorales. Aunque se cumplan todos los requisitos necesarios para una correcta realización de cualquiera de las tres técnicas hay que destacar que uno de los apartados más importantes de toda intervención, es el postoperatorio.

Con frecuencia encontramos mujeres que por no saber cómo puede llegar a ser el postquirúrgico del aumento mamario visitan varios médicos buscando opiniones tras el resultado obtenido, que en ocasiones no resulta ser el deseado y muchas más veces resulta que aunque la evolución postquirúrgica el médico la valora como normal, la paciente la valora como desastrosa.
Conseguir volver a la normalidad, viniendo de una cirugía no es tan rápido. El postquirúrgico se inicia en el mismo centro hospitalario al momento que sale del quirófano, manteniéndose ingresada en las instalaciones sanitarias entre 24 – 72 horas, asumiendo que la cirugía no haya presentado complicaciones, que siempre hay que pensar que pueden estar presentes.
Esas primeras horas hospitalizada son determinantes para el cirujano, ya que puede ser capaz de interpretar como continuará el desarrollo de la recuperación. La paciente debe saber que la existencia de dolores e inflamaciones son inevitables y según van pasando los días, poco a poco irán remitiendo. Resulta ser incomodo los primeros días. El aspecto tras quitar el primer vendaje nunca es como las pacientes esperan, suelen alarmarse tras encontrar un aspecto ruboroso, inflamado, con señales de cicatrices, abombamiento de los pezones, el hilo de la sutura, frecuentemente las pacientes se quejan
de una sensación de opresión y malestar en toda el área del pecho, etc. Muchas veces solo se conocen los resultados definitivos pero no el proceso para llegar a ese resultado.
Una vez la paciente es dada de alta y va a su domicilio se irá con recomendaciones de su cirujano, quien espera que su valoración y recomendación resulten favorables hasta por lo menos la siguiente visita de control. Se recomienda que las actividades domésticas y laborales sean iniciadas a partir de los 10 días aproximadamente, pero nunca deberá realizar ejercicios físicos exigentes, así como levantar peso durante las primeras semanas tras la intervención. La paciente puede asearse y ducharse de forma normal, siendo  muy cuidadosa con las heridas y evitando su manipulación directa, evitando contacto con posibles agentes causantes de infecciones, posteriormente un correcto secado para no dejar humedad en el área, y sobre todo muy buena higiene. Se recomienda realizar ejercicios específicos para estirar correctamente el área, es el médico quien dirá cuáles son los más recomendables. También es importante que en el hábito del sueño la paciente siempre duerma boca arriba, evitando así posturas que comprometan presión sobre los senos. Las pacientes esperan una recuperación hacia la normalidad a una velocidad que no es la real. En ocasiones se necesitan tres meses para aportar una opinión conclúyente sobre el trabajo realizado, en algunos casos hasta los 6 meses se esperan cambios y finalmente 1 año para considerarlo definitivo, normalmente los resultados suelen ser muy buenos y satisfactorios.

Las imágenes que presentamos corresponden a un caso real en el que la paciente tras retirar su primer vendaje sintió frustración, miedo y tristeza interpretando que la cirugía no había aportado lo que ella buscaba. Si vemos la secuencias de las imágenes cualquiera pensaría que el resultado es desastroso, posteriormente la evolución va aportando una clara mejoría.
No siempre la cirugía es plenamente satisfactoria, aun pasado el tiempo de evolución recomendado. Este caso que citamos aunque la cirugía aparentemente consiguió el volumen deseado, cicatrices mínimamente visibles y buena evolución, se evidenció una ligera asimetría mamaria. No siempre los resultados serán plenamente los deseados y eso hay que saberlo, no siempre es suficiente con una sola intervención y eso hay que saberlo. No obstante, siempre recomendamos ponerse en manos de profesionales que estén correctamente formados para obtener garantías de mejores resultados, por eso la SECPRE crea un listado de los cirujanos certificados para realizar esto procedimientos y recomendamos el estricto cumplimiento de los consejos médicos y sus tratamientos.

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Revista Ávila en Salud
Temática: Vida sana - Salud - Bienestar 
Referencias del Artículo:
Tercera edición, página 102-103.

Edita:
Servicios de Atención Médica Integral XXI, SL (SAMI XXI).
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martes, 1 de diciembre de 2015

Las glándulas de Montgomery

En las literaturas médicas podemos señalar otros nombres como protuberancia de Morgagni/Montgomery, tubérculo Morgagni / montgomery, furúnculo de Morgagni /Montgomery, corpúsculo de Morgagni/Montgomery o glándula de Montgomery ) para referirnos al mismo concepto.
Son estructuras anatómica corpusculares situadas en las areolas que guardan íntima relación con las glándulas de Montgomery. El número de glándulas areolares varía significativamente entre individuos, existiendo generalmente entre 10 y 20 glándulas por areola.


Las glándulas de Montgomery son glándulas areolares y sebáceas localizadas en las areolas rodeando al pezón. Estas glándulas reciben el nombre de William Fetherstone Montgomery (1797-1859), obstetra irlandés que las describió por primera vez en 1837, producen secreciones sebáceas que mantienen la areola y el pezón lubricado y protegido, en el embarazo toman la apariencia de unos tubérculos que sobresalen sobre la piel de la areola. Durante el embarazo y la lactancia los tubérculos de Morgagni o tubérculos de Montgomery tienen un aspecto más marcado que lo habitual. En las mujeres no embarazadas su tamaño puede apreciarse más cuando el pezón se estimula.

La porción de las glándulas areolares que se pueden apreciar en la piel reciben el nombre de "tubérculos de Morgagni". Estas protuberancias redondeadas pueden localizarse en la areola y en el propio pezón.
Si definimos el concepto tubérculo podemos decir "nódulo o eminencia pequeña" o también se puede definir como elevación sólida sobre la piel.
 
Por ello es la intima relación entre conceptos, las glándulas de Montgomery siempre están presentes pero no siempre son visibles, cuando son visibles creando una tuberosidad es cuando se conceptualiza el nombre de tubérculo de Morgagni.