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sábado, 11 de mayo de 2013

Parcialidad y sesgos en resultados de ensayos en cáncer de mama

Muchos estudios eluden los fracasos de los objetivos principales y ensalzan otros menores. Los investigadores reclaman guías que mejoren la información de eficacia y toxicidad.


Los sesgos en la información sobre ensayos clínicos y su publicación selectiva pueden crear una falsa percepción sobre la eficacia y la seguridad del medicamento en fase de investigación. Hay suficientes evidencias de que muchos informes o abstracts enfatizan los datos favorables secundarios y suprimen los negativos primarios, lo que puede llevar a conclusiones inapropiadas no sólo sobre el ensayo clínico, sino también para las subsiguientes revisiones sistemáticas, con un riesgo añadido: posibilidad de que haya inexactitudes en los sumarios de la investigación y de que se subestime la toxicidad del fármaco experimental.
Preocupados por la frecuente falta de rigor de algunos científicos al informar sobre los objetivos de eficacia y toxicidad en ensayos clínicos randomizados en fase III, que son los que proveen el estándar de oro para evaluar la eficacia y la toxicidad de las nuevas drogas, un grupo de investigadores del Servicio de Oncología Médica y Hematología del Centro de Cáncer Princess Margaret y de la Universidad de Toronto (Canadá) ha llevado a cabo un profundo análisis en el que se abordan algunos de estos aspectos.
Elevada frecuencia 
El informe se ha realizado partiendo de 164 ensayos clínicos y en él se constata una notable frecuencia de sesgos al informar sobre los resultados. Los más comunes se dan en estudios con objetivo primario negativo y en otros en los que, aun siendo éste positivo, se ofrece escasa información sobre la toxicidad de la droga en experimentación.
Se trata del primer trabajo de estas características centrado en cáncer de mama, elegido por ser la malignidad más frecuente en mujeres y existir un amplio abanico de terapias experimentales.
El objetivo primario de la investigación era, en la mayoría de los estudios analizados, un aumento de la supervivencia libre de progresión, la supervivencia libre de enfermedad y, en menor porcentaje, la supervivencia global. El periodo evaluado abarca artículos entre 1995 y 2011, todos ellos basados en estudios de más de 200 pacientes con carcinoma de mama.
"En un tercio de los ensayos que no arrojaron beneficios estadísticamente significativos del tratamiento experimental, la información se centra en otros datos secundarios para mejorar la apariencia de los resultados", ha explicado a DIARIO MÉDICO Francisco Vera-Badillo, autor principal del artículo publicado en el último número de Annals of Oncology sobre el trabajo dirigido por Ian Tannock , investigador senior de la institución canadiense. También es coautor Alberto Ocaña, oncólogo del Hospital Universitario de Albacete.
Objetivos secundarios 
Vera-Badillo ha resaltado que en esos informes sesgados se ha utilizado el spin, un tipo de sesgo que no tiene traducción al español, pero que significaría el uso de determinadas palabras para resaltar en las conclusiones de los abstracts aspectos positivos de los objetivos secundarios del ensayo -generalmente hallazgos para los que no fue diseñado-, y disimular así el fracaso del objetivo primario.
Sesgo y spin se han usado para sugerir eficacia de la droga experimental hasta en el 59 por ciento de los ensayos en los que en realidad no hay mejoras terapéuticas.
Por otro lado, en dos tercios de los informes estudiados se han visto sesgos en la forma de comunicar la toxicidad de los tratamientos experimentales para el cáncer de mama. Así, cuanto más graves eran los efectos secundarios (toxicidades de III o IV grado) más escasa era la información sobre ellos. Esto se da especialmente en ensayos que concluyen un beneficio significativo para el tratamiento experimental y sólo el 32 por ciento de los artículos analizados detallan la frecuencia y grado de la toxicidad en los abstracts.
El origen no influye
La mayoría de los clínicos sólo leen estos resúmenes, pero no la publicación completa, lo que hace que se abogue por un contenido más riguroso sobre eficacia y toxicidad. Según los investigadores, el origen de la financiación de los ensayos analizados no ha influido en los sesgos hallados. La industria farmacéutica había financiado 103 de ellos, frente a 32 avalados por becas académicas o gubernamentales y 29 de procedencia desconocida. No se asociaron a la financiación de la industria mayores sesgos al informar sobre toxicidad, ni más probabilidades de cambio del objetivo primario del ensayo.

El registro internacional, buena medida para mejorar la transparencia de datos

La obligación de registrar los ensayos clínicos antes de que comiencen como condición para que se puedan publicar sus resultados en las revistas científicas es una buena medida para mejorar la transparencia de los datos. Aunque no erradicarán per se los sesgos de la información, Francisco Vera-Badillo cree que son útiles para detectarlos mejor. Treinta de los ensayos estudiados ya figuraban en la base de datos de Estados Unidos (ClinicalTrials.gov) y en siete de ellos se cambió el objetivo primario antes de comunicar los resultados, ante la baja probabilidad de que el objetivo principal del ensayo fuera estadísticamente significativo, o incluso por la escasa acción terapéutica del fármaco para mejorar ese objetivo primario, generalmente en supervivencia global. El registro europeo (clinicaltrialregister.eu) se ha puesto en marcha recientemente y sólo integra datos sobre investigación clínica llevada a cabo en el continente. El investigador recalca que lo correcto es informar con imparcialidad del objetivo primario aunque los resultados sean negativos, para después mencionar los buenos resultados de los objetivos secundarios. "Además, nunca debe cambiarse el rumbo de la investigación iniciada para reemplazar su objetivo primario. Las nuevas hipótesis deben abordarse siempre en futuros estudios".

Guías de valoración más rigurosas

Tras sus hallazgos los autores del estudio piden a los investigadores, editores y revisores de artículos que sean más rigurosos al valorar la imparcialidad de los resultados y la utilidad de las guías sobre ensayos clínicos. "Estos expertos son importantes para asegurar el rigor de los informes que revisan, pero también hace falta que los lectores de las revistas científicas tengan ojo crítico para detectar sesgos potenciales en los resultados de los ensayos", señala Ian Tannock. En cuanto a las guías, Francisco Vera-Badillo cree que las existentes (Consort) no están ampliamente difundidas y que son deficientes, sobre todo en el apartado de información sobre toxicidad. "Lo ideal es que sus recomendaciones para evitar los sesgos fueran exigibles", reclama.

diario medico

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