Los tratamientos individualizados que permiten desarrollar los estudios genéticos “son más eficaces y seguros, ya que van dirigidos únicamente a las células afectadas por el cáncer, al tiempo que disminuyen considerablemente los efectos secundarios en la paciente, con el consiguiente beneficio para su calidad de vida". Así lo aseguró el Dr. Eduardo Martínez de Dueñas, coordinador del Instituto Oncológico del Hospital Provincial de Castellón, en la III Reunión anual de avances en cáncer de mama. Ragma10, celebrada la pasada semana en Madrid. “Creemos que en el futuro -añadió- se podría tratar el cáncer de mama sin apenas cirugía, haciendo una biopsia para ver qué tipo de cáncer es y realizando estudios genómicos para tipificarlo y caracterizarlo”.
El cáncer de mama no es una enfermedad única, ya que existen diferencias biológicas en las células de los distintos tumores, que lo convierten en patologías distintas, incluso con una evolución y tratamiento particular. “El cáncer de mama es una enfermedad heterogénea. Cada tumor se desarrolla y evoluciona de forma distinta. Gracias a los avances de la biología molecular se están conociendo cuáles son los factores pronósticos de la enfermedad en un paciente concreto, por lo que cada vez se tiende más a realizar tratamientos individualizados a través de tests biológicos que nos indican la agresividad con que evoluciona la enfermedad y a qué tratamientos es sensible”, explicó este experto.
Detectar las alteraciones genómicas de cada tumor ha permitido poner en marcha las conocidas terapias dirigidas. “Al detectar las dianas terapéuticas de cada tumor se han podido desarrollar fármacos frente a esas alteraciones específicas. La administración de una u otra terapia debe ir acompañada de pruebas concretas que previamente identifiquen qué alteraciones genómicas tiene cada tumor, con el fin de saber si va a ser eficaz esa terapia o, en caso contrario, no administrarla”, apunta el experto. “En este momento”, añadió, “las principales líneas de investigación están dirigidas al diseño de estrategias que anulen de manera selectiva las células tumorales con los menores efectos secundarios posibles”.
En la actualidad, ya se cuenta con “terapias dirigidas”, pero que hoy por hoy, deben administrarse junto con los tratamientos convencionales (quimio, radio y hormonoterapia), por lo que el reto es conseguir administrarlas solas, con los menores efectos secundarios. “A medida que vayamos descubriendo tratamientos más efectivos y específicos, estas terapias llegarán a administrarse solas”, explicó el Dr. Martínez.
Cada vez es más frecuente la cirugía conservadora del cáncer de mama, es decir, sin que las pacientes pierdan la mama y sin sufrir las consecuencias psicológicas que esto supone. “Todos los avances”, subraya el Dr. Martínez, “se traducen en una mayor supervivencia que hace posible que hoy podamos observar cómo globalmente más del 80% de las pacientes vencen el cáncer, y este porcentaje supera el 90% siempre y cuando se haya detectado de forma precoz".
Por otra parte, el tumor de mama es una afección en la que los síntomas iniciales son prácticamente nulos, por lo que tiene especial relevancia que las mujeres conozcan su cuerpo y lleven a la práctica tanto los consejos de sus ginecólogos como las revisiones periódicas. En este sentido, la autoexploración de las mamas no es una medida capaz de diagnosticar precozmente los tumores. Por este motivo, en opinión de la Dra. Elena Aguirre, oncóloga del Hospital de Arnau de Vilanova, en Lleida, y miembro del GEICAM, “es imprescindible que se combine la autoexploración con la realización de mamografías cada dos años a partir de los 50 años. Y cuando existen factores de riesgo a partir de los 40 años”, matiza la Dra. Aguirre.
El cáncer de mama no es una enfermedad única, ya que existen diferencias biológicas en las células de los distintos tumores, que lo convierten en patologías distintas, incluso con una evolución y tratamiento particular. “El cáncer de mama es una enfermedad heterogénea. Cada tumor se desarrolla y evoluciona de forma distinta. Gracias a los avances de la biología molecular se están conociendo cuáles son los factores pronósticos de la enfermedad en un paciente concreto, por lo que cada vez se tiende más a realizar tratamientos individualizados a través de tests biológicos que nos indican la agresividad con que evoluciona la enfermedad y a qué tratamientos es sensible”, explicó este experto.
Detectar las alteraciones genómicas de cada tumor ha permitido poner en marcha las conocidas terapias dirigidas. “Al detectar las dianas terapéuticas de cada tumor se han podido desarrollar fármacos frente a esas alteraciones específicas. La administración de una u otra terapia debe ir acompañada de pruebas concretas que previamente identifiquen qué alteraciones genómicas tiene cada tumor, con el fin de saber si va a ser eficaz esa terapia o, en caso contrario, no administrarla”, apunta el experto. “En este momento”, añadió, “las principales líneas de investigación están dirigidas al diseño de estrategias que anulen de manera selectiva las células tumorales con los menores efectos secundarios posibles”.
En la actualidad, ya se cuenta con “terapias dirigidas”, pero que hoy por hoy, deben administrarse junto con los tratamientos convencionales (quimio, radio y hormonoterapia), por lo que el reto es conseguir administrarlas solas, con los menores efectos secundarios. “A medida que vayamos descubriendo tratamientos más efectivos y específicos, estas terapias llegarán a administrarse solas”, explicó el Dr. Martínez.
Cada vez es más frecuente la cirugía conservadora del cáncer de mama, es decir, sin que las pacientes pierdan la mama y sin sufrir las consecuencias psicológicas que esto supone. “Todos los avances”, subraya el Dr. Martínez, “se traducen en una mayor supervivencia que hace posible que hoy podamos observar cómo globalmente más del 80% de las pacientes vencen el cáncer, y este porcentaje supera el 90% siempre y cuando se haya detectado de forma precoz".
Por otra parte, el tumor de mama es una afección en la que los síntomas iniciales son prácticamente nulos, por lo que tiene especial relevancia que las mujeres conozcan su cuerpo y lleven a la práctica tanto los consejos de sus ginecólogos como las revisiones periódicas. En este sentido, la autoexploración de las mamas no es una medida capaz de diagnosticar precozmente los tumores. Por este motivo, en opinión de la Dra. Elena Aguirre, oncóloga del Hospital de Arnau de Vilanova, en Lleida, y miembro del GEICAM, “es imprescindible que se combine la autoexploración con la realización de mamografías cada dos años a partir de los 50 años. Y cuando existen factores de riesgo a partir de los 40 años”, matiza la Dra. Aguirre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario