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De hecho, de las mujeres de 30 años diagnosticadas con cáncer de mama sólo un 1% son pacientes que hayan tenido a algún familiar de primer grado con esta enfermedad.
"Aunque hay una tendencia a proteger a quien sabemos que más puede necesitarlo (caso de mujeres con antecedentes familiares) el cribado en las mujeres jóvenes no se puede centrar sólo en este grupo de pacientes porque el resto de mujeres también pueden desarrollar la enfermedad sin tener antecedentes", explicó el Dr. De Bock.
Con estas enfermas potenciales, los autores recomiendan mantener un seguimiento continuado, aunque es a partir de los 50 años cuando aumenta el riesgo de desarrollar el tumor en una de las dos mamas.
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