Los regímenes quimioterápicos que combinan antraciclinas y taxanos han mejorado la supervivencia global y libre de enfermedad en el cáncer de mama con ganglio positivo.
Durante años, se han diseñado múltiples estudios para analizar el impacto de estos regímenes atendiendo a diferentes esquemas de administración. Un ejemplo de estos estudios es el que se publica hoy en The New England Journal of Medicine, impulsado por el Proyecto Nacional de Adyuvancia en Cirugía de Mama e Intestino, y cuyos autores encabeza Sandra Swain, del Instituto Washington del Cáncer, en el Hospital de Washington.
El estudio ha comparado tres esquemas terapéuticos: cuatro ciclos de doxorrubicina, ciclofosfamida y docetaxel (quimioterapia concurrente); un régimen similar de doce semanas pero sin la ciclofosfamida (doxorrubicina y docetaxel), y un esquema de 24 semanas en las que docetaxel se administraba de forma separada de la combinación de doxorrubicina y ciclofosfomida (secuencial) y que quedaría como sigue: cuatro ciclos de doxorrubicina y ciclofosfamida seguidos de cuatro ciclos de docetaxel.
El objetivo del trabajo era dilucidar si el régimen concurrente es más eficaz que el secuencial y si el esquema de doxorrubicina y docetaxel resultaría tan útil como el concurrente. También se quería indagar en efectos tóxicos de los tratamientos y la amenorrea asociada en las mujeres premenopáusicas.
Los esquemas se aplicaron en 5.351 pacientes de más de quince centros de Estados Unidos que tenían cáncer de mama operable y ganglio positivo, a las que se siguió una media de 73 meses.
Los resultados revelaron que los dos esquemas más cortos, de doce semanas, resultaron menos eficaces que el más largo, de 24 semanas. En términos absolutos, la quimioterapia secuencial fue un 5 por ciento superior en la supervivencia de ocho años libre de enfermedad que el régimen de doxorrubicina y docetaxel solos (74 y 69 por ciento, respectivamente), y un 4 por ciento mejor que la supervivencia global (83 y 79 por ciento). El esquema de doxorrubicina y docetaxel no resultó inferior a la quimioterapia concurrente en cuanto a supervivencia global.
Además, la supervivencia global mejoró en las pacientes que presentaron al menos seis meses de amenorrea en todos los grupos estudiados, independientemente de si tenían o no recptores estrogénicos. De hecho, los autores concluyen que la amenorrea se asociaba a una mayor supervivencia en general.
(N Engl J Med 2010; 362: 2.053-65/2.122-23).
El estudio ha comparado tres esquemas terapéuticos: cuatro ciclos de doxorrubicina, ciclofosfamida y docetaxel (quimioterapia concurrente); un régimen similar de doce semanas pero sin la ciclofosfamida (doxorrubicina y docetaxel), y un esquema de 24 semanas en las que docetaxel se administraba de forma separada de la combinación de doxorrubicina y ciclofosfomida (secuencial) y que quedaría como sigue: cuatro ciclos de doxorrubicina y ciclofosfamida seguidos de cuatro ciclos de docetaxel.
El objetivo del trabajo era dilucidar si el régimen concurrente es más eficaz que el secuencial y si el esquema de doxorrubicina y docetaxel resultaría tan útil como el concurrente. También se quería indagar en efectos tóxicos de los tratamientos y la amenorrea asociada en las mujeres premenopáusicas.
Los esquemas se aplicaron en 5.351 pacientes de más de quince centros de Estados Unidos que tenían cáncer de mama operable y ganglio positivo, a las que se siguió una media de 73 meses.
Los resultados revelaron que los dos esquemas más cortos, de doce semanas, resultaron menos eficaces que el más largo, de 24 semanas. En términos absolutos, la quimioterapia secuencial fue un 5 por ciento superior en la supervivencia de ocho años libre de enfermedad que el régimen de doxorrubicina y docetaxel solos (74 y 69 por ciento, respectivamente), y un 4 por ciento mejor que la supervivencia global (83 y 79 por ciento). El esquema de doxorrubicina y docetaxel no resultó inferior a la quimioterapia concurrente en cuanto a supervivencia global.
Además, la supervivencia global mejoró en las pacientes que presentaron al menos seis meses de amenorrea en todos los grupos estudiados, independientemente de si tenían o no recptores estrogénicos. De hecho, los autores concluyen que la amenorrea se asociaba a una mayor supervivencia en general.
(N Engl J Med 2010; 362: 2.053-65/2.122-23).
EL FINAL DE UNA CARRERA
"Una ventaja de cuatro puntos porcentuales en la supervivencia global es una modesta ganancia a cambio del aumento de dosis de los quimioterápicos, de la duplicación de la duración de la terapia y de un marcado incremento de la toxicidad", matiza en un editorial sobre el estudio de Sandra Swain, Matthew Ellis, de la División de Oncología de la Universidad Washington en Saint Louis. "Es difícil obviar la conclusión de que este estudio marca el final de una carrera hacia los ensayos genéricos sobre las combinaciones de antraciclinas, taxanos y ciclofosfamidas". Con la llegada de los nuevos agentes oncologicos, Ellis recomienda que los ensayos se diseñen atendiendo además de a los resultados en pacientes, a las muestras biológicas obtenidas antes y durante la terapia. Los nuevos trabajos también deberían contemplar a los subgrupos de enfermos que se muestran resistentes a las terapias convencionales, sin olvidar la realización de estudios genómicos de los sujetos analizados.
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