"La enzima PI3K (fosfatidilinositol-3-cinasa) fue descubierta por el investigador de Harvard Lewis Cantley hace treinta años. Sin embargo, hasta bastante después no se averiguó que era un oncogén", ha comentado Ana María González Angulo, de la Unidad de Mama del Centro Oncológico M.D. Anderson, de Houston, en Texas (Estados Unidos). La investigadora ha introducido la III Lección Conmemorativa Clara Campal, celebrada en el Hospital Universitario Madrid Sanchinarro, y titulada Inhibidores de la vía de la PI3K: todo sobre nuevas combinaciones y biomarcadores, explicando los pasos claves de esta cascada y las justificaciones por las cuales es importante estudiar PI3K como diana terapéutica en los diferentes subtipos de cáncer de mama.
"Los resultados de investigaciones en fase I muestran que es posible inhibir parcialmente PI3K en pacientes con cáncer de mama "
La cascada regula el metabolismo, está relacionada con la angiogénesis y también es parte de una red homeostática compleja.
El encargado de impartir esta lección que conmemora el tercer año de vida del Centro Integral Oncológico Clara Campal (Ciocc) del Grupo Hospital de Madrid, es Carlos L. Arteaga, que dirige el Programa de Cáncer de Mama del Centro Oncológico Vanderbilt-Ingram, de Nashville, en Tennessee (Estados Unidos). De él, la oncóloga del M. D. Anderson afirma que es "un referente en la investigación de la PI3K y se necesitan otros Carlos que trabajen en este campo y nos ayuden a investigar cómo funciona esta cascada".
Según González Angulo, "uno de los principales descubrimientos es que existe una fosfatasa, PTEN, que regula de manera negativa la vía de la PI3K. ¿Qué pasa cuando se elimina PTEN? Los niveles de Akt se elevan inmediatamente. Por otro lado, la desregulación de PTEN y la activación de la cascada PI3K confieren resistencia a trastuzumab en tumores HER2".
González Angulo ha repasado las diferentes áreas hacia las que se deben dirigir las dianas terapéuticas en esta cascada. "Puesto que la vía de la PI3K se divide en varias partes, podemos dirigirnos al receptor, a la molécula PI3K, a Akt, y también a otras partes de cascada donde está la molécula TOR".
En su lección, Arteaga ha hablad0 sobre tres estudios, presentados hace dos semanas en el congreso de la Sociedad Americana de Oncología Clínica. "Los resultados de estas investigaciones en fase I muestran que es posible inhibir parcialmente PI3K en pacientes con cáncer de mama". Para el ponente, una de las razones de mayor peso "para centrarnos en los estudios en fase II es que las mutaciones en la vía de esta enzima son más frecuentes en varios tumores que una amplificación de HER2 en el cáncer de mama".
La idea que ha sugerido Arteaga es que las dianas para inhibir la vía de la PI3K deberían emplearse en combinación con antiestrogénicos o también con agentes que inhiben el oncogén HER2.
Miguel Martín Jiménez, jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Gregorio Marañón, en Madrid, encargado de presentar la III Lección Conmemorativa, ha indicado que una de las necesidades irrenunciables en oncología es definir cuál es la mejor opción terapéutica para cada tumor de cada paciente. "Precisamente, el estudio de las vías de señalización específicas, como la PI3K, nos permitirá alcanzar la medicina individualizada".
Destacado en ASCOTras su paso por ASCO 2010, Arteaga y González Angulo han destacado un estudio que les llamó especialmente la atención entre los presentados en Chicago. "Se trata de un trabajo multicéntrico, coordinado por un grupo asiático, de Corea, llevado a cabo en tumores de pulmón que tienen una traslocación llamada EML-ALK4, que da como resultado la hiperactivación de la enzima ALK-4. Esos tumores son dependientes de esta enzima. Los investigadores seleccionaron sólo pacientes con esa alteración, que supone una minoría -un 5 por ciento- de los enfermos con cáncer de pulmón. Después trataron a los pacientes con un inhibidor específico de la enzima ALK-4 y la respuesta fue fabulosa, algo que en cáncer de pulmón es muy complicado", ha explicado Arteaga. "Por tanto, desarrollar fármacos que van a curar a todo el mundo es ridícula. Tiene mucho mérito porque partiendo de la selección dentro de una población grande han logrado un fármaco que seguramente sea aprobado. Cuando los estudios no son inteligentes, se matan buenos fármacos".
En este sentido, González Angulo ha reiterado que "se trata de seleccionar a los pacientes que se beneficien de tratamientos con menor toxicidad".
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