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jueves, 7 de abril de 2011

Cáncer de mama: lo que necesitás saber

Es el tumor maligno más frecuente en la mujer. Su prevalencia ha aumentado, en parte, por los cambios de hábitos. Es importante el diagnóstico temprano: en estadíos iniciales (menor a un centímetro), la curación supera el 90%.
El cáncer de mama es el tumor más frecuente en la mujer: representa el 31% de todos los tumores de la población femenina. Se estima que una de cada ocho mujeres que alcancen la edad de 85 años habrá desarrollado un cáncer de mama en el curso de su vida. La incidencia se ha incrementado en los últimos años por varias razones: en primer lugar, hay que decir que se diagnostica más gracias a la difusión de la mamografía, pero también hay factores que tienen que ver con los cambios en los hábitos de vida, en la reproducción, etc.


El cáncer de mama ocupa el primer lugar entre las causas de muerte por cáncer en la mujer adulta. Aunque la información sobre morbilidad es escasa, se estima que en Argentina ocurren entre 10.500 y 21.000 casos nuevos de cáncer de mama por año.

En el cáncer de mama el pronóstico está estrechamente ligado al momento de la detección: el diagnóstico temprano evita y disminuye en gran medida los procedimientos quirúrgicos radicales y atenúa la repercusión psíquica y sociofamiliar desencadenados de la propia patología. A la vez, el tratamiento temprano puede evitar las terapéuticas adyuvantes y disminuye los costos que genera la mayor utilización de insumos en las sucesivas etapas de la enfermedad. Las actividades de prevención primaria para evitar la aparición del problema sólo pueden hacerse a nivel de recomendaciones.


Es clave cambiar hacia estilos de vida más saludables: lactancia materna, dieta con bajo contenido de lípidos, aumento de la actividad física, evitar el tabaquismo. No obstante, la herramienta más efectiva para lograr la reducción de la mortalidad generada por esta patología, hoy en día, es la prevención secundaria mediante el diagnóstico precoz, en estadios iniciales con el estudio de la mujer asintomática.

Los beneficios de realizar una mamografía han sido demostrados en numerosos estudios desde mediados de la década de 1980 a la fecha. En dichos estudios se ve una reducción del índice de mortalidad por cáncer de mama en por lo menos un 25%. Esto quedó claramente demostrado en la población de 50 años o más y, en los últimos años, una gran parte de las sociedades científicas internacionales recomendaron comenzar el control mamográfico a partir de los 40 en forma anual.

Los factores de riesgo más importantes para el cáncer de mama son el sexo femenino y la edad. Es importante señalar que la mayoría de las mujeres que lo sufren no tienen factores de riesgo identificables. Factores de riesgo asociados: * Historia familiar: Los familiares en primer grado con cáncer de mama triplican las posibilidades de padecer el mismo cáncer, sobre todo si se ha diagnosticado en edad premenopáusica; la presencia de cáncer de mama en familiares de 2º grado también aumenta el riesgo. Aproximadamente el 8% de todo los casos de cáncer de mama son hereditarios.


La mitad de los casos se atribuyen a la mutación en dos genes de susceptibilidad de cáncer de mama: el BRCA1 y BRCA2. Se presenta con más frecuencia en mujeres premenopáusicas y de manera preferentemente bilateral. * Historia personal: Las enfermedades benignas de la mama --como las lesiones proliferativas no atípicas, la hiperplasia atípica, el carcinoma de mama previo, ya sea infiltrante o in situ, y el carcinoma de endometrio-- son también factores de riesgo. Las variaciones internacionales en el cáncer de mama parece que se correlacionan con variaciones en la dieta, especialmente el consumo de alcohol y grasas. Se está estudiando la posible asociación con: exposición química, radioterapia, consumo de alcohol, obesidad e inactividad física. El riesgo de cáncer de mama está en relación con el estímulo estrogénico y un mayor número de ciclos ovulatorios, por tanto la menarca precoz (antes de los 12 años), la menopausia tardía (después de los 55) y la nuliparidad o un menor número de embarazos aumentarían el riesgo de cáncer de mama.


El uso de estrógenos o de combinaciones de estrógenos y progestágenos durante más de 5 años se considera factor de riesgo. Factores protectores: Multiparidad, primer embarazo precoz (antes de los 30 años), lactancia, ovariectomía premenopáusica, ejercicio físico en mujeres jóvenes, consumo de frutas y vegetales. Autoexamen mamario mensual A partir de los 20 años, las mujeres pueden comenzar a realizarse su autoexamen mamario una vez por mes. El mejor momento para realizarlo es al 3° ó 4° día posterior a la menstruadción, cuando las mamas están menos tensionadas. Aquellas mujeres que se encuentran en menopausia, el autoexamen mamario deberán realizarlo sólo una vez por mes. Examen clínico mamario: Anualmente por médico especialista, a partir de los 30 años. Examen mamográfico: Se debería efectuar una mamografía de base a partir de los 35 años, y se debe realizar una por año a partir de los 40 años, en mujeres asintomáticas y sin antecedentes familiares de cáncer de mama.


En casos de poseer antecedentes familiares, especialmente si presentaron esta enfermedad antes de los 50 años, los estudios mamográficos deberían comenzar 10 años antes de la edad de presentación del caso en cuestión. Ecografía mamaria: Es un estudio complementario a la mamografía. El mismo debe efectuarse guiado por la clínica o la mamografía. Es un método útil para las mujeres premenopáusicas con sintomatología mamaria, ideal para evaluar lesiones quísticas, en mujeres embarazadas o en período de lactancia. Es de especial utilidad en mamas mamográficamente densas, complementando y disminuyendo los falsos negativos de la mamografía. Resonancia magnética: No es una técnica de primera indicación y su empleo debe quedar para los casos en que los estudios previos no sean concluyentes. Entre las ventajas de este método encontramos que es una vista tridimensional del tejido mamario, tiene alta sensibilidad en mamas densas y no utiliza radiación ionizante. Entre sus desventajas se destacan su alto costo, la variabilidad en la realización de los estudios (protocolos), su moderada especificidad, y que no detecta eficientemente las microcalcificaciones. Puesto que todavía no hay forma de predecir quién desarrollará cáncer de mama y quién no, todas las mujeres deberían ser estimuladas a su evaluación antes que haya cualquier signo o síntoma de la enfermedad. Esta evaluación deberá ser realizada por el médico especialista. Dr. Miguel Bensadon, ginecólogo mastólogo, especialista en patología mamaria
fuente: hoy corriente

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